El agua tratada para enfrentar la crisis hídrica
El aumento en la demanda global de agua ha provocado un incremento en la generación de aguas residuales. En México, gran parte de estas aguas se vierten al medio ambiente sin un tratamiento adecuado. De las cerca de 2,800 plantas municipales de tratamiento, se estima que al 2024 sólo operaba el 67%, y su eficiencia es menor al 40% debido a la falta de colectores, mantenimiento y presupuesto para cubrir el consumo eléctrico. Actualmente, solo el 52% del agua captada a nivel municipal y el 32% de la industria recibe tratamiento¹. Esto tiene consecuencias negativas en la salud pública, la economía y los ecosistemas de agua dulce.
A pesar de que las aguas residuales forman parte del ciclo del agua, se suelen considerar un desecho sin valor. Sin embargo, su mal manejo ha causado el deterioro de ecosistemas acuáticos y el aumento de enfermedades transmitidas por el agua. La composición de las aguas residuales es mayormente agua (99%), con un 1% de sólidos en suspensión, y su descarga sin tratamiento adecuado tiene efectos adversos en la salud humana y el medio ambiente. En el mundo, el 60% de la población está conectada a sistemas de alcantarillado, pero solo una pequeña parte del agua recolectada recibe tratamiento².
Reutilización del agua tratada
Desde hace mucho tiempo, las aguas residuales se han usado para riego sin tratamiento. Actualmente, su reutilización representa una fuente alternativa y sostenible de agua para la industria y los núcleos urbanos, especialmente en zonas donde los recursos hídricos son escasos. La viabilidad económica de la reutilización aumenta cuando el punto de consumo está cerca del punto de producción. Además, tratar el agua según su uso final permite recuperar costos y reducir el impacto ambiental, disminuyendo la extracción de agua dulce y facilitando la recarga de acuíferos.
En la agricultura, el uso seguro de aguas residuales tratadas no solo garantiza el suministro de agua, sino que aporta nutrientes beneficiosos para los cultivos, contribuyendo a la seguridad alimentaria y mejorando la calidad nutricional de los productos.
Además, las aguas residuales tienen un gran potencial como fuente de energía y nutrientes, aunque este recurso sigue infrautilizado. A través de la recuperación de subproductos útiles como los lodos y biosólidos, las plantas de tratamiento pueden generar electricidad, calefacción y refrigeración, e incluso convertirse en productoras netas de energía. Esto ayuda a reducir costos operativos y la huella de carbono, permitiendo la participación en programas de comercio de emisiones. También es posible recuperar fósforo y nitrógeno de los desechos humanos, elementos clave para la agricultura. Dado que se prevé una escasez de fósforo en el futuro, su recuperación de las aguas residuales podría ser una solución viable³.
El reto y la oportunidad
En las próximas décadas, la demanda mundial de agua seguirá en aumento, no solo en la agricultura, que ya consume el 70% del agua extraída, sino también en la industria y la producción de energía. La urbanización y el desarrollo de sistemas de agua potable y saneamiento también contribuirán a este crecimiento. Frente a estos desafíos, la reutilización y recuperación de recursos de las aguas residuales se presentan como estrategias clave para garantizar la sostenibilidad del agua a nivel global.
Fuentes:
¹ En México el 73% del agua residual no se trata o se trata mal ¿Podemos hacer algo? https://www.eluniversal.com.mx/opinion/por-mexico-hoy/en-mexico-el-73-del-agua-residual-no-se-trata-o-se-trata-mal-podemos-hacer-algo/
² ³ Informe mundial de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos, 2017: Aguas residuales: el recurso no explotado. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000247647